Jean Valjean permaneció en presidio durante diecinueve años por haber robado un pan. Al salir en libertad, un obispo le proporciona alojamiento en su casa, pero Valjean le roba media docena de cubiertos de plata, su único bien. Cuando la policía lo captura, el obispo dice que él le obsequió los cubiertos y lo libra así de volver a prisión. Este hecho desencadena la regeneración de Valjean, que tiempo después aparecerá como el acaudalado y generoso señor Magdaleno. Pero Javert, un obstinado policía, lo acosa sin tregua en procura de desenterrar su pasado de presidiario; sin embargo, Valjean lo libra de morir en manos de los revolucionarios de la Comuna de París.