A los trece años se dan las últimas batallas del grupo de amigos con los del otro barrio; se aprende el sentido de la valentía, del honor, de la amistad, de la solidaridad; se conoce y se pierde el primer amor. Cosas como esas se cuentan en esta historia ambientada en un pequeño pueblo dedicado a la ganadería. Y también las vivencias escolares, los partidos de fútbol en el potrero que está más a la mano. Hasta que la cercanía de la muerte para un amigo muy querido motivada por la violencia puesta en ese juego de enfrentamiento con los enemigos, lleva a comprender que «el juego ha terminado», lo que no es más que una metáfora por «la infancia ha terminado»...